Skip to main content

Escuela de Medicina adopta enfoque pionero para humanizar formación que imparte a sus alumnos

21 Noviembre 2017

Plantel UV es el primero en Chile en incorporar contenidos en su malla orientados a fomentar la empatía con los pacientes.

La Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso se transformó en la primera institución que imparte la disciplina en Chile en incorporar contenidos específicos en su malla curricular destinados a fomentar la compresión empática de los estudiantes con sus futuros pacientes, para que así, una vez titulados, estos puedan brindar una mejor atención, más cercana e individualizada y, de paso, aplicar estrategias de cuidado personalizadas para beneficio de las personas.

Ello gracias a la puesta en marcha de un programa especial que deben cursar los internos del plantel durante el último año de la carrera basado en una metodología que propicia un enfoque más humanista de la profesión y que se conoce como “medicina narrativa”, el cual sitúa a la relación y la conversación personal médico-paciente por sobre la tecnología y los exámenes.

Esta propuesta fue analizada en profundidad por los docentes, especialistas y colaboradores de dicho plantel durante las Primeras Jornadas de Medicina Narrativa: “Hacia un nuevo humanismo científico”, actividad que además congregó a destacados pensadores y profesionales de otras carreras e instituciones vinculadas al área de la salud.

Organizado de manera conjunta por el Departamento de Humanidades Médicas y Medicina Familiar y el Departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina UV, el encuentro fue concebido como un espacio destinado a introducir el nuevo enfoque como una opción válida para potenciar la formación y la atención integral en salud.

En la jornada participaron como expositores el reconocido médico Miguel Kottow, experto en bioética, doctor en Medicina y magíster en Sociología,; la periodista italiana especializada en salud y políticas sanitarias Adele Lapertosa; el poeta, columnista y director del sello editorial UV, Cristián Warnken; el magíster en Arte y docente de la Escuela de Cine UV Edgar Doll, y las docentes de la Escuela de Medicina UV, la gastroenteróloga infantil Pamela Jofré Pavez, máster (c) en Medicina Narrativa, y la médico y psicóloga Liliana Contreras, directora del Departamento de Humanidades Médicas y Medicina Familiar de esa unidad. En ella también intervinieron el director de la Escuela, Rodrigo Vergara, y el director de la División Académica de la UV, José Miguel Salazar.

Objetivos

En la ocasión, los participantes analizaron y reflexionaron sobre el concepto de medicina narrativa, que surgió a fines de la década de 1990 de manera simultánea en Europa y Estados Unidos, en concordancia de los postulados que establecieron Brian Hurwitz y Trisha Greenwald, médicos e investigadores del Kings College de Londres, y la académica de la Universidad de Columbia Rita Charon.

Ellos fueron los primeros en plantear que la conversación no solo sirve de puente entre los profesionales sanitarios y sus pacientes, sino que también contribuye a brindar una mejor atención a quienes sufren alguna patología, ya que permite personalizar las estrategias del cuidado. Esta visión dio paso a la creación de un método orientado a desarrollar las competencias narrativas en la práctica médica mediante el reconocimiento, absorción e interpretación de las historias de los pacientes y fomentar -de paso- la reflexión con ellos y entre colegas.

“Esta innovación es un gran avance, ya que la evidencia recogida revela que generar este tipo de competencias potencia la capacidad para escuchar en los procesos terapéuticos y permite enfocar la mirada hacia la atención de salud desde una perspectiva mucho más efectiva y sostenible, ya que cuando -como médicos- validamos el relato de un individuo centramos la atención en ‘la persona que vive la enfermedad’, y no en ‘el paciente’ o ‘el enfermo’. Además, quiero destacar que esta enfoque -que incorpora alto contenido humanista a la formación médica- es parte del rol y el deber que tiene una universidad estatal como la Universidad de Valparaíso”, precisó la doctora Pamela Jofré, quien dirige este proceso de modificación curricular en la Escuela de Medicina de la UV en base a la experiencia que ha adquirido en el máster en medicina narrativa que imparte el ISTUD de Milán.

Sentido ético

Para Miguel Kottow, los postulados de la medicina narrativa comulgan con la visión humanista del progreso y un modo de practicar la medicina con responsabilidad y sentido ético.

“Humanidades para qué: para comprender el problema. El técnico atiende las máquinas, el médico y los otros profesionales de la salud se ocupan del cuerpo humano, de una persona con su existencia dolida y que no es un artefacto que solo busca ser reparado por un operador mecánico. Este enfoque permite rearticular el espacio donde interactúa el médico, para que lo haga con responsabilidad, reconocimiento, respeto y reflexión crítica y no en base a la rutina, rapidez, reproductibilidad y reificación”, argumentó el médico y especialista en bioética.

Su postura fue compartida por Adele Lapertosa, quien afirmó que una de las grandes virtudes de la medicina narrativa es que democratiza la relación del paciente con el profesional de la salud, al transformar a ambos en actores protagónicos, a nivel de paridad, terminando así con la asimetría que surge de la actitud paternalista o mirada de inferioridad de primero hacia el segundo, al suponer que éste no sabe o no le va a entender.

En efecto, Lapertosa basó sus opiniones en una experiencia personal que le tocó vivir y que plasmó en el libro “Il bambino possibile”.

“Por todo lo que he podido constatar, creo que la medicina narrativa es un instrumento de justicia social, porque restituye la palabra al paciente y reconoce sus derechos y ayuda a que las terapias tenga mayor éxito. Asimismo, es un modo compensatorio no judicial de reivindicar esos derechos”, enfatizó la periodista italiana.

Las argumentaciones de Kottow y Lapertosa fueron complementadas por Edgar Doll, quien expuso sobre los diferentes modos de narrar, estableciendo una relación entre cine y medicina, y por Liliana Contreras, quien sostuvo que la empatía -como eje de la relación de salud- puede ser educada.

La jornada sobre medicina narrativa finalizó con la conferencia “Poesía y Medicina Narrativa, ¿un recurso posible?, que dictó Cristián Warkern.