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En la UV se realizó acto conmemorativo por los 30 años de la Operación Albania

30 Junio 2017

Participaron la hermana y la esposa de dos de las víctimas de la “Matanza de Corpus Christi”, en que se pretendía desarticular al Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Doce jóvenes militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, ninguno de ellos mayor de 30 años, fueron asesinados el 15 y el 16 de junio de 1987 en Santiago, en un operativo conocido como Operación Albania, o “Matanza de Corpus Christi”, en el que participaron cerca de quinientos agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI), de los cuales sólo quince fueron investigados, y apenas cinco de ellos recibieron condenas de presidio efectivo. Cuando estos acontecimientos sucedieron, y así durante más de un cuarto de siglo, fueron definidos como “enfrentamientos”; recién desde hace unos pocos años se les llama como lo que fueron: una matanza.

Para recordar esta fecha tan dolorosa de la historia reciente de Chile se realizó en la Universidad de Valparaíso la actividad académica y de conmemoración “A treinta años de la Operación Albania: doce voces presentes hoy”, destinada a recordar y analizar el asesinato de los doce jóvenes, activos militantes del FPMR, asesinados por agentes del Estado de la dictadura cívico militar chilena.

En la ocasión, con el patrocinio del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos de la Universidad de Valparaíso, se dio espacio a la expresión de quienes estudian la memoria reciente desde la academia, como también a dos familiares de las víctimas de ese episodio: Rosa Alfaro, esposa de Julio Guerra, muerto en la Operación Albania, y Rosa Figueroa, hermana de Héctor Figueroa, sobreviviente.

Según explica Ximena Faúndez, académica de la Escuela de Psicología e investigadora del centro referido, el objetivo de la actividad “es reflexionar acerca de memorias, memorias subterráneas, memorias marginales, memorias que hasta ahora nuestro país, nuestra sociedad, les ha costado enfrentarlas, darles un espacio. Hay otras memorias que ha sido más fácil recordar, como la memoria de las víctimas, de los sobrevivientes; pero el tema de la militancia es un tema que nos cuesta enfrentar. Hoy día nos reunimos aquí muchas mujeres —somos todas mujeres las que estamos organizando esta actividad— para enfrentar esta tarea de recordar, de darle un lugar en nuestra historia, nuestra memoria, a este episodio terrible. La Operación Albania fue una operación gestada por la CNI y que tuvo como objetivo desarticular al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que en esos años, desde el ’83 en adelante, intentó por la vía armada derrocar la dictadura. Es algo que nos cuesta enfrentar y recordar”.

Añade: “Fueron doce jóvenes los que murieron. La CNI cobardemente generó un escenario falso, un montaje, generando la imagen de que estos habían sido enfrentamientos. Hoy la justicia lo ha demostrado —la familia desde un primer momento lo dijo— y lo ha reconocido: no fueron enfrentamientos sino matanzas. Hubo una operación. Más de 500 agentes de la CNI colaboraron para lograr el objetivo, que era la muerte de estos jóvenes”.

Ahora, entonces, señala la académica, “nosotros tenemos la tarea de reflexionar. Tenemos invitadas a dos familiares. La verdad es que ellas se acercaron a nosotros para generar esta iniciativa, porque este año se cumplen treinta años de ocurridos los hechos. Y ellas siempre han sentido este abandono, este silencio, esta negación de su historia, de la historia de sus familiares, y todavía tienen toda la fuerza y todas las ganas de hablar”.

Treinta años que no bastan

Para Rosa Alfaro, esposa de Julio Guerra, ser invitadas a este espacio fue de gran relevancia: “Llevamos treinta años en esto, pero no bastan: creo que tienen que pasar muchos más para que la gente tome conciencia realmente de qué pasó en la Operación Albania. Porque no se puede tomar tan livianamente. Nosotros hemos hecho, desde el primer año, actos de conmemoración, para empezar a cambiar lo que fueron los ‘enfrentamientos’. Haciendo un balance de lo que han sido los logros, ya se habla de montaje y no de enfrentamientos”.

Agrega: “Imagínate lo importante que eso es, porque hubo todo un show mediático que hicieron acerca del tribunal, de los jueces, de los testimonios, donde solamente se tomaron en cuenta los testimonios de la CNI. O sea, participaron más de 500 agentes en todo el operativo, y solamente fueron ‘condenados’, entre comillas, quince, y resultaron en concreto cinco solamente los condenados. ¿De qué justicia estamos hablando?”. Lamentablemente, añade, “ningún gobierno se ha hecho cargo de esta situación. Ellos mismos nos decían que tienen que pasar diez años para que recién podamos hablar de la Operación Albania. Diez años. Porque hay poderes ahí, hay acuerdos postdictadura. Si la Operación Albania fue un asunto de exterminio de un grupo de compañeros que estaba trabajando para lograr la democracia limpia y duradera, como debería haber sido”.

El rol del Estado es clave para esta mujer que perdió a su compañero en esa matanza: “¿Qué es lo que nos toca pedir ahora?: solamente la justicia. ¿Y por qué insistimos en esto?: porque aquí hubo un acuerdo del Estado. O sea, el Estado, que es el que tiene que defender tus derechos, es el que te los vulnera. El Estado represor, la injusticia absoluta. Y es más: ese mismo Estado, entre comillas ‘la democracia’, que es la que nosotros estábamos peleando —una nueva Constitución, un cambio de vida, que sea mucho más sana para todos—, ¿qué hace?: acuerdos. Seguimos con esa Constitución. En definitiva, no se ha logrado nada. Al contrario, ha habido un retroceso. En planos de justicia, en planos de salud, salud mental, educación, prensiones, todo. Seguimos con la misma vestimenta de años antes, una vestimenta que fue hecha para el dictador y para sus sucesores”.

Ante ello, enfatiza, “nosotros no tenemos una justicia que nos permita decir ‘puedo descansar’ y decir ‘mi compañero luchó, peleó por esto, y esto lo logramos’. No ha sido así. El Estado ha sido el único represor. Y en la Operación Albania, estuvo la dictadura cívico militar en pleno para desarticular lo que era el Frente. Te digo: son treinta años en que no ha habido un día que nosotros no hablemos de Julio, no ha habido un día en que nosotros no veamos cuál fue el ideal de Julio y de todos los compañeros. Aquí estamos hablando de gente muy joven, de menos de 30 años; no estamos hablando de gente que fue adulta y que decidió hacer lo que hizo porque ya no le quedaba más que vivir; al contrario: ellos tenían todo un futuro, y lo entregaron, se la jugaron”.

No se avanza mucho

Por su parte, Rosa Figueroa, hermana del sobreviviente Héctor Figueroa, señala: “Van treinta años de esta masacre. Treinta años de que mataron a estos jóvenes. Cuando me preguntan qué fue lo más terrible de la dictadura: fue que mataran al Julio Guerra, un amigo, un joven alegre. Mi hermano Héctor sobrevivió a esta masacre, logró salir vivo; intentaron matarlo, pero afortunadamente la prensa llegó al lugar y no lo pudieron hacer. Después de eso estuvo en la cárcel muchos años, fue torturado durante un mes, no sabíamos dónde estaba. Quedó con muchas secuelas de tortura. Y finalmente le conmutaron la pena de cárcel por entrañamiento, a cumplir veinte años de exilio en Bélgica, del año 94 al 2014”.

Es decir, después de ocurridos los hechos en 1987, recién en 2014 Héctor Figueroa pudo volver a Chile. Cuenta su hermana: “Él se fue con su esposa y sus dos hijos, los que venían de vez en cuando, durante esos veinte años. A los niños siempre les faltó la familia, de hecho cuando venían no querían devolverse, querían quedarse en Chile, y ahora que terminaron sus estudios y son adultos, están acá en Chile, viven acá”.

Subraya Rosa Figueroa que “para nosotros es muy importante que la Universidad nos haya invitado; nosotros nos acercamos para hacer un trabajo en conjunto y nos invitó a conmemorar de esta forma. Durante los treinta años hemos hecho distintas cosas, y recién ahora en la prensa se habla del montaje, porque hasta antes se hablaba o de falsos enfrentamientos o de enfrentamientos. Es increíble como a pesar de los años cuesta realizar este tipo de cosas, no se avanza mucho en el país”.

El programa

La actividad conmemorativa, que contó con una importante asistencia de público de todas las edades, consideró una entrevista a Rosa Alfaro y Rosa Figueroa, a cargo de las doctoras Ximena Faúndez y Daniela Jara, investigadora adjunta de la Línea Conflicto Político y Social COES y postdoctorante patrocinada por la Escuela de Sociología de la Universidad Andrés Bello.

Luego, la doctora María Angélica Cruz, profesora del Instituto de Sociología e investigadora del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos de la UV, expuso el tema “Articulaciones entre género y memorias de la dictadura: reflexiones desde los relatos sobre militancia de mujeres en Valparaíso (Fondecyt 11150115)”. Finalmente, la doctora Valeria Manzano, profesora de Universidad de San Martín e investigadora Conicet, de Argentina, presentó la ponencia “Cerca de la revolución: política, cultura y juventud en la Argentina de la década de 1970”.