Skip to main content

Nuevo Reglamento Orgánico es “una consolidación del modelo con el que hemos venido trabajando”

09 Junio 2017

Afirma Osvaldo Corrales, secretario general de la UV. Junta Directiva ya aprobó la nueva normativa interna.

Tras más de un año de trabajo intensivo, desarrollado en los distintos espacios de la institución, la Junta Directiva de la Universidad de Valparaíso aprobó el nuevo Reglamento Orgánico de la casa de estudios, el que viene a modificar la estructura de la administración central, así como a consolidar los distintos procesos internos.

Osvaldo Corrales, secretario general de la UV, explica los alcances de esta nueva normativa: “El proyecto de nueva estructura orgánica supone que la administración central va a pasar a estar organizada en torno a tres vicerrectorías y una dirección general. Las tres vicerrectorías son la Vicerrectoría Académica, la Vicerrectoría de Investigación e Innovación y la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio. A ellas se suma una dirección general, que es la Dirección General de Desarrollo Institucional y Aseguramiento de la Calidad. Hay algunas otras estructuras que, por estar definidas en la ley que creó la Universidad, se van a mantener, en particular la Prorrectoría, que va a seguir a cargo de todas las cuestiones que tienen que ver con gestión institucional, y la Secretaría General. De modo que la Universidad pasa a reconfigurar su funcionamiento interno de una manera que no supone una alteración de lo que hoy día hacemos, sino que más bien supone una consolidación del modelo con el que hemos venido trabajando durante el último tiempo”.

Destaca Corrales que con este reglamento “hay también una reorganización de algunos procedimientos internos, que va a permitir que estos fluyan con mayor rapidez. Por ejemplo, el área académica, que aparecía desagregada: hoy día todos los procedimientos y todos los procesos académicos quedan al alero de la Vicerrectoría Académica, y eso va a permitir que optimicemos el uso de nuestros recursos”.

Compromiso de acreditación

El nuevo Reglamento Orgánico cumple con un objetivo relacionado al proceso de acreditación institucional, según subraya el secretario general, debido a que “nuestra estructura había sido observada en el proceso de acreditación anterior precisamente porque tenía un carácter heterogéneo”.

Es decir, señala, “teníamos divisiones, teníamos direcciones generales, teníamos departamentos; teníamos un carácter heterogéneo, y por otra parte también un poco frondoso, había muchas unidades que estaban desagregadas. El modelo que estamos proponiendo ahora reconoce un sistema de jerarquías mucho más claras; cada vicerrectoría va a tener un nivel equivalente a la otra, cada dirección va a tener un equivalente a la otra, y eso va a permitir que las atribuciones de las autoridades que van a pasar a ocupar estos cargos estén mejor definidas, y que los procesos internos que ellos desarrollan puedan ser ejecutados con mayor fluidez”.

Ad portas

El nuevo Reglamento Orgánico ya está aprobado y su puesta en marcha es inminente. “En este momento —señala Osvaldo Corrales— estamos trabajando en la modificación de dos reglamentos que están asociados con esto, que son los dos decretos de planta esquemática. En esos decretos de planta esquemática lo que tenemos que hacer es suprimir los cargos que dejan de existir y crear los cargos que van a producirse. Eso está ad portas de ser decretado”.

Por ejemplo, explica, “a contar de la modificación del decreto de planta esquemática, va a dejar de existir el cargo de director de la División Académica y va a pasar a existir un cargo nuevo que es el vicerrector académico; va a dejar de existir el cargo de director de Investigación y va a pasar a existir el cargo de vicerrector de Investigación, y se crea un nuevo cargo, que es el de vicerrector de Vinculación con el Medio, que es realmente el único nuevo cargo que aparece en esta estructura. Esta estructura no supone la creación de nuevos cargos ni tampoco supone —y esto es importante— un encarecimiento de la estructura interna de la Universidad: supone fundamentalmente una reorganización con miras a optimizar sus procesos internos”.

Entonces, lo que viene ahora es el cambio de los decretos que establecen la planta esquemática de la Universidad de Valparaíso y el nombramiento de esas autoridades. “Todo eso debiera ocurrir durante el mes de junio. Es decir, el nombramiento de los nuevos vicerrectores debiera producirse a más tardar la última semana de junio, de modo que la estructura orgánica que ha sido decretada estará muy probablemente ya en operaciones a partir de julio. Luego viene una segunda etapa: que esos vicerrectores nuevos tendrán que hacer los reglamentos correspondientes a sus respectivas vicerrectorías y rediseñar los procesos internos de conformidad con lo establecido en el reglamento que ha sido aprobado. Y ese proceso de reelaboración reglamentaria probablemente nos tome un par de meses más, de modo que en régimen es probable que el sistema esté operativo por ahí por el mes de septiembre u octubre”.

Otras ventajas

La implementación del nuevo Reglamento Orgánico implica algunas otras ventajas. Apunta el secretario general que “durante el último tiempo la Universidad, debido a cambios que han ocurrido en el entorno, pero también a algunas modificaciones internas, como por ejemplo la aparición de nuevas funciones que nos habían sido asignadas por ley —por ejemplo Transparencia, Ley del Lobby y otras leyes que nos afectan—, había tenido que crear unidades funcionales, y esas unidades funcionales no estaban debidamente reconocidas en la orgánica. El nuevo Reglamento Orgánico permite formalizar el estatuto de esas nuevas funciones, y supone que nosotros integramos nuevamente nuestra estructura orgánica con una estructura funcional que debido a estas exigencias internas se había ido generando durante los últimos años. Y eso dota de mayor coherencia el trabajo de toda la administración central, y con ello a toda la Universidad”.

El diálogo con otras instituciones de educación superior es otro elemento que se verá favorecido con la nueva normativa: “A nosotros nos ocurría muy habitualmente que tener denominaciones diferentes y heterogéneas dificultaba las acciones de cooperación que teníamos con otras universidades. Importante es decir que la mayoría de las universidades en Chile, si no todas, y por cierto las del extranjero, están organizadas en torno a vicerrectorías, y entonces, al momento de firmar convenios, al momento de establecer trabajos cooperativos con esas otras instituciones, teníamos que hacer una especie de homologación entre nuestra estructura y las estructuras de ellos. Esto va a permitir ahora que ese trabajo cooperativo, que están necesario entre instituciones tanto nacionales como extranjeras, se vea facilitado al estar homologada nuestra estructura con la de ellos, al tener nosotros vicerrectores y esos vicerrectores contar con competencias suficientes para entrar en un diálogo mucho más fluido, mucho más expedito”.

Otra innovación relevante, acota Osvaldo Corrales, “es que hemos reconocido la naturaleza participativa que tienen los Consejos de Facultad y los Consejos de Escuela. Hoy día, en el nuevo Reglamento Orgánico estamos reconociendo que los Consejos de Facultad están integrados por autoridades, académicos, estudiantes y funcionarios, que era algo que no estaba incorporado. Estamos por lo tanto poniendo en regla algo que como Universidad venimos practicando desde el año 2007, algo que hoy día está autorizado por la ley, porque la ley eliminó la restricción de participación de estudiantes y funcionarios en los órganos colegiados. Por lo tanto, esto ha pasado a tener un reconocimiento formal, lo que también supone un avance en lo que nosotros esperamos que en el corto plazo sean los nuevos estatutos de la Universidad. Ahí hay otro espacio institucional”.

Una última modificación relevante, afirma el secretario general, “es que a contar de las próximas elecciones, los directores van a dejar de tener un período de dos años y pasan a tener un período de tres años. Esto permite que el trabajo de las escuelas e institutos pueda planificarse con un horizonte mayor, porque un diagnóstico que habíamos hecho es que un período de dos años era demasiado breve como para que los directores de escuelas e institutos planificaran un trabajo y se pusieran objetivos que tuvieran un alcance un poco más ambicioso, puesto que el primer año estaban asumiendo y el segundo año ya estaban teniendo que eventualmente enfrentar un proceso electoral o entregando los cargos, y eso dificultaba planificaciones de más largo aliento”.