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Grabados de Roberto Acosta se exhiben en sala El Farol

06 May 2017

“El paisaje del descontento” se titula la muestra, abierta al público hasta el 3 de junio.

Con gran asistencia de público fue inaugurada este jueves la exposición “El paisaje del descontento”, grabados de Roberto Acosta, en la sala El Farol de la Universidad de Valparaíso. La muestra reúne treinta obras —xilografías, aguafuertes y dibujos—, siendo el hilo conductor el paisaje desde lo conceptual. La muestra se exhibe en la galería de Blanco 1113 hasta el sábado 3 de junio.

El acto inaugural fue encabezado por David Carrillo, director de Extensión y Comunicaciones de la UV; Rafael Torres, director de la sala El Farol; Nancy Arancibia, directora de galería Bahía Utópica, que presenta la muestra, y el expositor.

El descontento

“El nombre de la exposición es por una serie de imágenes que estoy trabajando, que están en un proceso que no ha terminado, y que hablan un poquito de todo el fenómeno de las marchas, de las protestas, y de este descontento generalizado sobre una serie de situaciones de todo tipo. Como que hay un descontento por todo en realidad; para donde uno mire hay gente que está ‘choreada’ de todo: de la educación, de los empresarios, de uno mismo tal vez, de todo, es una cuestión re interesante. Un poquito también con lo que pasó en Valparaíso con los movimientos ciudadanos y cómo lograron cambiar una página que era muy difícil de cambiar. Básicamente de ahí viene el proceso del título de la exposición”.

Roberto Acosta explica de esta forma el nombre de la muestra, “El paisaje del descontento”, que reúne trabajos que corresponden a los últimos cinco o seis años. “Casi todos tienen como hilo conductor el paisaje, y el paisaje lo ocupo de manera literal y a veces como metáfora. Hay varios teóricos que han escrito desde las artes sobre el paisaje, y hay una frase que encuentro que es muy interesante, de un alemán, Bernard Lassus, que dice que el paisaje es un horizonte que está relegado, que es inalcanzable, porque si uno llega, se transforma en lugar. Ocupando esa metáfora del observador, uno puede decir que todo lo que uno observa en definitiva podría ser un paisaje realmente. Haciendo el link con las obras y con el título de la exposición, todo lo que uno va observando, todo lo que uno va analizando y va plasmando en las obras, en teoría podría ser un paisaje, digamos conceptual”.

Añade: “Todas las obras tienen ese hilo conductor, y al mismo tiempo hay recursos gráficos que yo he ido reiterando —hasta el cansancio—. La trama, por ejemplo. Me gusta mucho jugar con la idea del tramado como metáfora de algunas cosas, la aglomeración del evento. Y el dibujo: el dibujo es algo que yo admiro y respeto y valoro harto en la práctica del grabado”.

Práctica obsoleta/contemporánea

Sobre el dibujo, ante la consulta de si acaso no es dejado de lado por algunos artistas, profundiza Acosta: “Estamos en una época, yo diría, dada por la contemporaneidad de las artes, en que la práctica del dibujo se ha vuelto una cosa medio obsoleta. Y al mismo tiempo, la práctica del dibujo puede llegar a ser una cosa muy contemporánea. Curioso. Pero sí, es verdad, está bien dejado de lado, por un sinfín de razones que no sé si vale la pena comentar ahora: la fotografía, los medios digitales, etcétera. Y porque el dibujo además requiere disciplina, y la disciplina aparentemente en las artes es algo que también se ha ido dejando de lado. Es todo rápido, efectista, fácil, y eso se ve un poco en la manera en que se están generando obras, y cómo el mercado de alguna manera ha ido contaminando y generando una manera de hacer obras que busca lo fácil. Entonces, en ese sentido, las prácticas lentas, como el dibujo, van quedando relegadas”.

Agrega que “de alguna manera, yo tuve una formación clásica, entonces el dibujo siempre fue una cosa relevante. Y el dibujo es otro lenguaje también; hay cosas que no se pueden decir oralmente, y ahí es cuando el dibujo te da la posibilidad de contar cosas que no se cuentan con palabras”.

El “problema” del perfeccionismo

Los grabados y los dibujos de Roberto Acosta son detallistas al extremo, pulcros, acabados. Cada obra es un universo de líneas en que cada una de esas líneas es esencial. Sobre este perfeccionismo, señala riendo que “es un problema: este grabado que está aquí, por ejemplo. Son grabados largos, son tres meses, a veces menos, a veces más. Entonces la producción es lenta. Entre medio hago otras cosas, obviamente. Entonces, yo diría que mi obra no es muy extensa, y por eso que en esta exposición en particular se repiten obras de una individual que hice años atrás”.

Enfatiza el artista que sus obras corresponden a procesos lentos: “Me gusta el detalle, me gusta el cuidado del oficio, cuidar el oficio. Creo que en cierta medida hay varios artistas que se transforman, entre otras cosas, en promotores del oficio: como ‘oye, acuérdense que esta cuestión se puede hacer bien’, ‘tómense el tiempo’, etcétera. Tomarse el tiempo para hacer las cosas. Y al mismo tiempo reflexionar mucho sobre lo que se está haciendo. En ese sentido, como que lo lento en mi obra es relevante, como te hablaba del dibujo”.

En parte, explica Acosta, lo anterior se debe “un poco a la tradición de algunos maestros acá de la zona, que tienen una manera de trabajar en esa línea, muy similar. Qué sé yo, Jorge Martínez, que es un maestro grabador; me gusta mucho la obra del Beto, que también apela por el detalle. Como que de alguna manera uno crece mirando estas obras y como que uno se encuentra cómodo en este espacio de tomarse el tiempo y desarrollar una obra y estirarla, llegar hasta la frontera, hasta el límite: hasta dónde puede llegar la técnica. Uno como que siempre está estirando el elástico, y nunca llegas, entonces cada obra se vuelve más compleja finalmente. Por eso que se demora tanto uno en hacer estas cosas”.


“El paisaje del descontento” se exhibe hasta el sábado 3 de junio. El horario de atención al público es de lunes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00 horas, y sábados, de 11:00 a 14:00 horas. La sala El Farol se ubica en Blanco 1113, Valparaíso. La entrada a la exposición de Roberto Acosta es liberada, tal como para todas las actividades que allí se realizan.