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Lo que un maestro del siglo 21 tiene que saber sobre seguridad y privacidad en internet

13 Diciembre 2016

Tema fue abordado por José Miguel Correa, especialista en Tecnología Educativa y doctor en Pedagogía, en estadía en la UV.

Un taller para alumnos, otro para académicos, una reunión de trabajo con profesores y una charla magistral fueron las actividades que desarrolló en la Universidad de Valparaíso el profesor José Miguel Correa Gorospe, especialista en Tecnología Educativa y doctor en Pedagogía. El académico dictó el workshop “Ciudadanía y competencia digital”, convocado en conjunto por los Programas de Mejoramiento Institucional para las Humanidades, Artes y Ciencias Sociales y Creatic.

La propuesta crítica del doctor Correa —académico de la Universidad del País Vasco UPV/EHU— fue cómo entender y reelaborar el uso sin abuso de las tecnologías de la información, tanto en su vertiente pedagógica como en su sentido del diario vivir. El workshop estuvo abierto a quienes se interesaran en los fenómenos tecnológicos como artefactos de educación, no en su uso clásico como herramienta.

José Miguel Correa explica qué es ciudadanía digital: “La capacidad que todos los ciudadanos tienen que tener para moverse por internet, para utilizar las nuevas tecnologías, para un montón de actividades que tienes que realizar en tu vida cotidiana, no solamente el aprendizaje: las relaciones económicas, las compras, la comunicación con los otros”.

Esto porque “vivimos en una sociedad contemporánea, permeada por lo tecnológico, una sociedad digital, donde las identidades ya no son como las hemos conocido, también tenemos identidades digitales, identidades que se constituyen gracias a todos los medios que nos rodean, con los cuales nos relacionamos y nos sirven para relacionarnos con los demás. En esta interacción, en esa transmisión y comunicación a través de estos dispositivos, vamos configurando un tipo de identidad diferente, una identidad útil para consumir a través de los medios digitales. Pero también tenemos que desarrollar un sentido crítico de esta ciudadanía digital, cierta perspectiva y conocimiento sobre las funciones y utilidades de los medios de comunicación modernos”.

¿Brechas digitales?

Respecto de si esta ciudadanía digital se ve afectada por barreras económicas que limiten el acceso a las tecnologías, el doctor Correa coincide en que existen esas brechas digitales, pero, en ese contexto, “la brecha mayor no es la de acceso a determinados dispositivos, sino saber hacer buen uso de esos dispositivos. Una brecha digital que por supuesto tiene que ver también con el género, siendo perjudicadas las mujeres; también por la edad, los estudios, el nivel de alfabetización y de conocimiento”.

Sobre los temas que aborda la ciudadanía digital, explica que incluyen algunos que pueden ser peligrosos: “El cyberbullying, el acoso a través de los dispositivos tecnológicos, o lo que es el sexting, o el uso inadecuado de imágenes corporales. Tratamos ese conocimiento y de desarrollar actitudes preventivas, viendo un poco los peligros, viendo también la autonomía, formando en el diálogo. Lo que estamos viviendo ahora es una transformación absoluta de los medios y de los recursos con los cuales nos relacionamos, para bien y también con sus peligros”.

El maestro del siglo 21

Precisando las materias abordadas en el workshop “Ciudadanía y competencia digital”, explica el profesor que su objetivo fue que los participantes reflexionaran e identificaran “lo que un maestro del siglo 21 tiene que saber sobre seguridad y privacidad en internet. No solamente dejarse seducir por el espejismo de las tecnologías, del placer que sentimos cuando las utilizamos, o de las funciones tan interesantes y bien desarrolladas que nos facilitan, sino que sepamos que hay un mundo privado, un mundo de seguridad que está violado desde diferentes esferas, y que tenemos que saber estar alertas, identificando los problemas. Eso en la educación, conforme es más y más importante y presente la tecnología en todo lo que es la enseñanza y el aprendizaje, se vuelve algo fundamental para ser educador. Estar alerta a qué tipo de peligros y a qué tipo de situaciones nos podemos enfrentar”.

Añade: “Como ciudadanos también tenemos que saber, y nos tienen que educar en ello, que no solamente se trata de que seamos mejores consumidores a través de estos nuevos medios, sino de qué peligros existen y cómo comportarnos”.

Respecto a la necesidad de hablar lenguajes comunes con las generaciones más jóvenes, precisa el doctor Correa que “progresivamente el desarrollo tecnológico ha conseguido envolver a la ciudadanía y permear todas nuestras esferas de vida privada y pública. Entonces lo que en principio se consideraba ‘nativos digitales’ e ‘inmigrantes digitales’, creo que eso se está desdibujando. Realmente lo tecnológico es algo que nos envuelve y somos incapaces de concebir nuestra vida sin las tecnologías que se hacen visibles como sin las invisibles. Todos estamos afectados por este mundo tecnológico, no podemos prescindir ni vivir al margen, estamos determinados por ese contexto tecnológico”.

El cambio en las aulas

El doctor José Miguel Correa estuvo en Chile en 1995 y 2010, y, tal como esta vez, desarrolló actividades en la UV y en otras instituciones. ¿Aprecia alguna evolución en Chile sobre el tema de la ciudadanía digital? Señala: “Lo que está claro es que ha sido imparable el proceso tecnológico; es decir, todas las universidades están viviendo ahora el reto de la implantación no solamente de recursos y dispositivos tecnológicos, infraestructuras para la enseñanza y el aprendizaje, sino de promover una reflexión en el profesorado del uso pedagógico de las mismas. Creo que esa necesidad es muy importante; no se trata simplemente de tener los medios para seguir impartiendo una educación tradicional, sino de aprovechar las oportunidades de las TIC para poner en marcha metodologías activas, donde el alumnado sea también protagonista”.

Pensando en mejorar la calidad de los aprendizajes, en consideración a que diferentes indicadores señalan que los jóvenes salen de la educación media con una formación muy débil, Correa señala que el adecuado uso de las tecnologías puede ayudar: “No se trataría tanto de la utilización de la tecnología para reforzar el sistema clásico transmisivo, de que es el profesor quien conoce, es el alumno el que no sabe, el profesor transmite su conocimiento al alumno; ese modelo clásico de aprendizaje, ahora apoyado con dispositivos tecnológicos para reforzar e intensificar mucho más ese proceso de transmisión, con la presencia en las aulas de los famosos power point uno detrás de otro durante el curso escolar. De lo que se trata es de buscar principios de procedimiento pedagógico, que basados en la actividad del alumno incorporen estas tecnologías de la información y la comunicación, que mejoren la comunicación, que promuevan un diálogo, que al fin y al cabo es lo que apoya y promueve el aprendizaje del alumnado”.

Es decir, aplicar las ideas de Jacques Rancière: que no haya explicadores que exponen una verdad absoluta. “El maestro ignorante puede hacer muchísimas cosas. Y eso coincide con una constante: está muy claro que la universidad cumple un primer paso en lo que es la formación a lo largo de una larga vida, y que lo que vamos a aprender fuera de la universidad va a ser muchísimo más que lo que hemos aprendido durante nuestra época de formación inicial. Por lo tanto, es una constante para todos: aprender a aprender, aprender a lo largo de la vida, desarrollar el trabajo autónomo. Incluso es importantísimo el pensamiento de Rancière cuando habla de enseñar lo que no se sabe, o de poner en circulación los saberes y hacer aprender al alumno y que sea él quien dirija su aprendizaje. (…) Las tecnologías cumplen un papel importantísimo de acceso al conocimiento, desarrollo de la autonomía, desarrollo de la comunicación, de la búsqueda de información en diferentes lugares y no solamente en la figura del profesor”.