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Juan Miguel Hernández: “Valparaíso tiene una condición geográfica y paisajística inmejorable”

08 Noviembre 2016

Arquitecto de Grupo Paisaje Cultural de la Universidad Politécnica de Madrid expuso en Escuela de Arquitectura UV.

Es uno de los ocho finalistas del concurso de ampliación del antiguo Salón de Reinos del Museo del Prado. Doctor en Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, entregó su propuesta a fines de octubre y esa misma semana dictó una exposición en la Escuela de Arquitectura UV, como parte del trabajo que realiza el Grupo de Investigación Paisaje Cultural para la realización de un máster especializado.

Entre sus principales obras arquitectónicas destacan su participación en el proyecto de remodelación del eje Recoletos-Paseo del Prado de Madrid, la recuperación de los espacios de las Murallas Reales de la ciudad de Ceuta, el Museo Histórico en el Dique de Cádiz y la Fundación Cultural Sánchez Ruipérez en Peñaranda, Salamanca.

Su trayectoria y sus nuevos proyectos fueron el hilo conductor de la conferencia que Juan Miguel Hernández de León dictó en la Escuela de Arquitectura UV frente a estudiantes y académicos, encuentro que definió como intenso. “Intercambiamos opiniones y hubo muchas preguntas, lo cual fue muy satisfactorio, por el interés del profesorado, pero sobre todo por encontrar una serie de estudiantes con una especial sensibilidad, que incluso plantearon sus dudas. Me pareció un alumnado sensibilizado con la arquitectura, con su dimensión artística y urbanística”.

Proceso de retroalimentación

Más de cuarenta y dos años como profesor en la Universidad Politécnica de Madrid avalan su trayectoria. “El contacto con la gente joven es fundamental, no solo por facilitar una experiencia y un conocimiento a quienes están empezando, sino porque es un proceso de retroalimentación el contacto con los jóvenes, con sus inquietudes, con sus ideas, permite sentirnos un poco más jóvenes, tener una mentalidad mucho más abierta, inquisitiva, experimental. Si no fuera por los alumnos seríamos gente en el retiro”, asegura.

Respecto del encuentro de ambas escuelas de Arquitectura, Hernández agrega que “las inquietudes por el tema del paisaje y el patrimonio nos está llevando a una serie de negociaciones con la posibilidad de realizar un máster especializado que nos parecería un complemento a la formación y sobre todo el acercamiento con el profesor Carlos Lara y el decano Juan Luis Moraga nos anima a esta colaboración a la que estamos dispuestos. Esperamos en un plazo breve se pueda concretar en algo serio, positivo e intenso”.

La ciudad como una obra de arte colectiva

Consultado por el estado actual de la ciudad de Valparaíso, Hernández señaló que “la ciudad es una obra de arte colectiva, no es una lucha tranquila, es un objeto que está en permanente cambio, no solo con la forma o los materiales, sino con el propio sustrato social y eso hace que haya que entender que en las ciudades siempre hay una continuidad, hay un cambio. Lo único importante es que esta continuidad sea armónica, que los nuevos lenguajes sean capaces de convivir y armonizar con los existentes, que lo más valioso de lo existente permanezca, incluso con las transformaciones necesarias para seguir teniendo una especie de tejido fundamental, histórico, con el pasado y el futuro”.

“Una ciudad no es algo estático, como una especie de museo arqueológico, pero la necesidad de conciliación entre las nuevas intervenciones y lo que debe permanecer debe ser armónico. Valparaíso tiene una condición geográfica y paisajística inmejorable. El mayor valor que ha sido capaz de preservar esa dimensión del paisaje, en todos sus cambios y transformaciones, es lo que en definitiva debería ser el objetivo fundamental de la transformación urbana”, indica.

Evitar un acto de soberbia

Sobre sus actuales proyectos, Hernández asegura que está concentrado en el resultado del concurso de remodelación del Museo del Prado. “No es un proyecto de una gran escala de metros cuadrados o de costo económico, pero sí supone una faceta interesante, porque los ocho equipos seleccionados reúnen a algunas de las figuras más importantes de la arquitectura mundial”, expresa.

“Estamos hablando de algo que más allá del resultado del concurso, porque se trata de entender el problema, en una importante reflexión. Esta última fase del concurso es anónima bajo lema, no puedo dar muchas pistas hasta que se realice el fallo y se haga una exposición con las ocho propuestas. Hablar sobre el proyecto sería traicionar esa condición de anonimato, puedo decir que el nuestro ha sido un planteamiento minimalista, entendiendo que cualquier acto de intervención transformadora o en profundidad que quisiera dejar el gesto de una personalidad propia, podría ser considerado un acto de soberbia”, señala.