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“Si el terremoto hubiera tenido en Valparaíso el grado que tuvo en el sur, no estaríamos conversando”

19 Marzo 2010

Arquitectos y constructores civiles de la UV dieron a conocer estudios sobre los efectos del terremoto del 27 de febrero en inmuebles de la ciudad.

Daños en las fachadas que implican un serio riesgo para la población, tales como desprendimiento de cornisas, grietas, caída de letreros, soltura de revoques y tabiquerías y estallido de vidrios y ventanas, sufrieron numerosos inmuebles de Valparaíso a consecuencia del terremoto del 27 de febrero. Un equipo de especialistas de la Escuela de Construcción Civil de la Universidad de Valparaíso realizó un catastro de los daños en fachadas de 103 inmuebles tradicionales del céntrico sector de Pedro Montt, Victoria e Independencia, y parte del barrio Puerto, para concluir que aunque los daños no tienen un costo proporcionalmente tan elevado como la reconstrucción en otras zonas del país, si el sismo hubiera tenido más intensidad, los resultados habrían sido muy graves.

En el Centro de Extensión de la UV, el académico Uriel Padilla dio a conocer el estudio “Diagnóstico preliminar efectos del sismo del sábado 27 de febrero 2010”, que abarcó desde plaza Victoria hasta Uruguay, por Pedro Montt, y hasta avenida Argentina por Independencia, además de parte del barrio Puerto, incluyendo Serrano y Plaza Echaurren. En una primera fase, ya cumplida, el estudio se abocó a la urgencia, al registro de la situación apenas ocurrido el terremoto; una segunda fase, por ahora pendiente, es la intervención, que implica un plan de gestión y una planificación territorial.

Entre los inmuebles revisados, se cuentan algunos edificios emblemáticos, tales como la sede del club Wanderers, antiguos locales comerciales, la tienda Ripley, el Banco BBVA, el edificio Plaza Victoria (entre Pedro Montt e Independencia), la iglesia de los Sagrados Corazones y construcciones residenciales.

350 millones para reparar

Para establecer un diagnóstico, el equipo de trabajo evaluó los 103 inmuebles de acuerdo al daño, en escala de uno a cinco, siendo uno el menos dañado y cinco el más grave. Se consideran peligrosos los inmuebles calificados de tres a cinco, en cuanto a riesgo de derrumbe de fachada. De ese total, el 51 por ciento tiene daño grado tres, el 19 por ciento grado cuatro y otro 19 por ciento grado dos; el nueve por ciento resultó con daño cinco, y el dos por ciento con daño uno.

En cuanto al costo económico de la reparación de las fachadas de los 103 inmuebles, es de 350 millones de pesos, con un 46 por ciento de dichos inmuebles en el rango de dos a cinco millones de pesos. Esta cantidad, indicó Uriel Padilla, “es mínima al considerar que el valor de los inmuebles, de acuerdo a la última tasación fiscal, es de 32 mil millones de dólares”.

Sin embargo, aun cuando los daños no son económicamente relevantes para la ciudad, Padilla destacó que otra hubiera sido la situación si el sismo hubiese afectado con más intensidad a la Quinta Región: “Si hubiéramos tenido el terremoto de Concepción, no estaríamos acá conversando”, señaló. Por esto, destacó que el estudio de la Escuela de Construcción Civil considera una serie de recomendaciones para el caso de próximos sismos, de modo de minimizar los daños provocados por el derrumbe de fachadas: instalar cableados subterráneos; proteger los vidrios de las ventanas con láminas transparentes, para evitar la explosión de los cristales; reforzar las barras de las ventanas, mediante pilarejos o insertos de barras de acero; reforzar los muros con idéntica materialidad, y contrafuertes en el exterior de los edificios de ser preciso, e incorporar marquesinas a nuevos edificios o a los que presenten riesgo de caídas de ornamentaciones, entre otras.

Condición patrimonial

Por su parte, los arquitectos Osvaldo Bizama y José Agustín Vásquez dieron a conocer los resultados de otro estudio, solicitado por la Municipalidad de Valparaíso y a cargo de académicos de la Escuela de Arquitectura. Este estudio consistió en la evaluación de inmuebles en el casco histórico de la ciudad, habitados por un importante número de personas, en muchos casos en situación de “ocupas”. La evaluación de los profesionales concluye que hay muchos inmuebles dañados, cuya apariencia no deja ver la gravedad de los efectos del terremoto.

Según Osvaldo Bizama, lo anterior es crítico, considerando especialmente la condición de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad: “Se ha abordado la condición patrimonial desde un punto de vista museográfico, donde lo que importa es lo que se ve, las fachadas, la fotografía, pero no se ha tomado en cuenta la imagen viva de la ciudad, a las personas”. Para el arquitecto, el terremoto del 27 de febrero dejó en evidencia el abandono de que son objeto muchas edificaciones, las cuales “se están manteniendo por su supuesto valor patrimonial, cuando desde el punto de vista arquitectónico no lo tienen”.

Por su parte, José Agustín Vásquez señala que el concepto de edificio patrimonial ha sido abordado desde el punto de vista del paisaje, de la imagen visual, “sin considerar la imagen viva, donde se desarrolla la actividad social de las personas, de los habitantes”. Por ello, muchos edificios considerados patrimoniales constituyen un riesgo para sus habitantes y para quienes circulan por la ciudad. Este hecho quedó al descubierto tras el terremoto, que dañó severamente muchos inmuebles del barrio Puerto: “Se debe tener un verdadero plan de desarrollo, con estudios de las tramas sociales, para establecer un plan maestro de reconstrucción de la ciudad. Con el terremoto, ha sido afectado el patrimonio social de Valparaíso, el patrimonio de vida, y no sólo los edificios”.